Cada domingo, cuando muchos padres y madres empacan bicicletas, patines y meriendas para disfrutar de la ciclovía de ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, la bogotana, Daniela Rativa, ya está en pie; ajusta su uniforme de guardiana, alista su reporte y deja a su hijo de seis años con el corazón lleno amor mientras ella se dispone a salir a trabajar.
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Ella es líder de ruta en la ciclovía de Bogotá, pero también es madre, y desde hace ocho años ha aprendido a equilibrar ambos roles en un espacio público que ha visto tanto caídas como sonrisas.
Comenzó en el programa en 2018, cuando aún era estudiante universitaria. Lo que inició como una opción para complementar sus estudios se convirtió en una vocación y, al mismo tiempo, en una red de apoyo. La ciclovía no es solo una ruta cerrada al tráfico. Para ella es un símbolo de comunidad, aprendizaje y familia.
“Este trabajo me permitió seguir estudiando, me abrió puertas y me mostró lo valioso que es este espacio: no solo para quienes lo usan, sino para quienes lo cuidamos. La ciclovía es familia, es compartir, es ver a niños, niñas, padres y madres sonriendo juntos. Es un lugar donde uno también aprende a ser mejor ser humano”, indicó Rátiva.
Hoy, su rutina es un ejercicio de organización constante. Durante la semana divide su tiempo entre las labores administrativas como líder de ruta y su papel de madre presente. Los domingos, en cambio, son días de trabajo en campo. No puede llevar a su hijo por seguridad, y aunque le duele no compartir esos momentos con él, entiende que su esfuerzo tiene un propósito.
“He visto muchos accidentes en la vía, con niños que se caen o se golpean. Y siempre pienso: ¿qué pasaría si fuera mi hijo? Por eso, doy lo mejor en mi trabajo. Atiendo con el corazón, como me gustaría que atendieran a mi hijo si yo no pudiera estar”, señaló.
En sus años de trabajo, su embarazo nunca fue un obstáculo, sino un motor. Y la empatía que recibió por parte del equipo del programa marcó su camino con gratitud. Desde entonces, siente que no ha estado sola, ni siquiera cuando su hijo ha tenido que acompañarla a la oficina en días de semana. En ese entorno también encontró comprensión y afecto.
“Quiero enseñarle a mi hijo que no se rinde quien ama, quien lucha. Que se puede estar cansado, pero no vencido. Que hay que ser agradecido, comunicativo y valiente. Y, sobre todo, que siempre puede contar conmigo. Y saber que algo de eso viene de lo que le he enseñado, es el regalo más bonito que me ha dado la vida”, expresó Daniela.
En el mes de las madres, su historia es también la de muchas mujeres que construyen ciudad desde el esfuerzo silencioso, desde los días sin descanso y desde la ternura que acompaña incluso en medio del trabajo. Ella no solo cuida una ruta; protege vidas, guía a otros y enseña con el ejemplo.
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Porque para ella, como para las demás mamás que trabajan en la ciclovía de ‘Bogotá, mi Ciudad, mi Casa’, el amor también se construye entre ciclistas, rayos de bicicleta, informes diarios y jornadas largas. Y cada domingo, aunque no esté con su hijo físicamente, también es un domingo de amor.

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Este contenido fue creado a partir de la información proporcionada y difundida por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte https://www.idrd.gov.co/ . El artículo fue curado por un o una periodista del Portal Bogotá. Si tienes alguna sugerencia, observación o necesitas más información sobre la nota publicada, puedes hacerlo a través de los canales de atención a la ciudadanía de la entidad mencionada o en Bogotá te Escucha: https://bogota.gov.co/sdqs/.